Nuestras elecciones liberan el potencial de un plan evolutivo cósmico cuyo desarrollo ha permanecido oculto hasta ahora para la humanidad, debido a su encarcelamiento en formas materiales, relaciones de dependencias ciegas y la división de sus fuerzas.
Estas tres causas mantuvieron generalmente nuestro contacto con las realidades más luminosas y sutiles y luego la evolución del orden establecido hacia acuerdos de vida superior y más justos. Son como notas de música que no se unen para formar una melodía armoniosa sino una cacofonía eliminatoria (sin melodía o reconciliación), destructiva (sin compás o compasión) y exclusiva (sin ritmo o perdón).
Encontramos solamente una liberación y satisfacción real en gamas de armonía o acuerdos superiores de síntesis que nos unen más allá de nuestras diferencias individuales. Pide una transformación del mundo actual mediante un movimiento de armonización colectiva o un salto de nuestras conciencias más allá de las divisiones de nuestro individualismo. Para eso necesitamos un despertar la conciencia colectiva que lleva al espíritu de unión de la humanidad. Debido a que la conciencia individual divide y es dualista, es ignorante de la amplitud de su verdadera naturaleza espiritual. La realización de la conciencia colectiva parece entonces utópica a pesar de que la conciencia individual forma parte de ella.
La conciencia colectiva es nada más que manifestar la Verdad del Espíritu Uno de Sabiduría por encima de nuestras divisiones. Puede reorientar el pequeño mental de cada uno de nuestros espíritus, la injusticia de nuestras relaciones exclusivas y la dispersión de nuestra comprensión de división hacia una mayor coherencia entre los seres humanos sobre el verdadero sentido de la vida de cada uno en el conjunto social del planeta.
Ninguna lucha, mediante la cual queremos imponer pensamientos ideológicos, espirituales o religiosas, conocerá un éxito definitivo. Nos hace falta respetar la realidad de la Verdad del Espíritu de Unión de la que todos formamos parte en igualdad de servicio para el mayor bien de todos. Solo Él es capaz de unir a todos los seres humanos en el respeto mutuo de la libertad de cada uno por medio de una conciencia colectiva que une los diferentes niveles de nuestras conciencias individuales en el marco planetario y cósmico. Se genera entre nosotros, con nuestro servicio a la realización de la fraternidad universal tal como está previsto según el plan de la evolución del universo. Este plan, del que nuestro mundo forma parte, apoyará cada vez menos nuestras luchas de imposición, de exclusión y de dominación que provocan miedos y bloqueos. Por contra, apoyara cada vez más nuestras acciones positivas y optimistas que aportan nuestra liberación en la alegría, que Beethoven anunciaba por el himno de su novena sinfonía. Pues el Principio Inteligente de nuestro universo nos propone hacer una elección por encima de nuestras divisiones que incluso nos impiden ver que nos conducen finalmente a la destrucción de la vida humana.
El plan, del que la Gran Invocación hace mención, es de comprometernos por la fuerza de la armonización en la realización de una fraternidad mundial y universal más allá de nuestras diferencias de raza, convicciones y creencias. Solo él podrá aportarnos, gracias a nuestra unión solidaria, una paz duradera. El espíritu de armonía por la paz (en lugar de la paz por la lucha mediante la fuerza de imposición) es indispensable para poder abrírsenos a la revelación del dinamismo del plan de perfección de los acuerdos superiores e indivisibles (la 4°dimensión) de la creación. Solo viendo en la claridad del horizonte de la Gran Verdad de la unión de nuestras vidas en su solo Espíritu Único podremos solucionar nuestros problemas relacionales actuales con nosotros mismos, nuestro ambiente y los otros como las experiencias instructivas de un reto constructivo para afrontar. La revelación de este plan se revela según la respuesta que nuestra sabiduría sea capaz de dar a nuestras acciones de armonización con los acuerdos del que el potencial de su plan concreto constantemente en el mundo manifestado de nuestro entorno.
Crean en su centro un potencial de síntesis o vacío de energía libre. Esta ‘fuerza real’ se conecta con las energías de origen y atrae las nuevas energías disponibles del momento para su liberación y concretización. Con su entorno triangular crea una convergencia de fuerzas que fermentan y crean la tensión de una masa crítica de elevación (como el efecto de un huracán). Prepara e intensifica progresivamente una transformación y una extensión más allá de la zona inicial, formando un rombo o ventana de generalización (entre los polos opuestos existentes) creando un nuevo triángulo. El movimiento se múltiple entonces en todas las direcciones como un espiral. Es comparable a la división de las células (DNA) que forman un potencial (o vacío). Requiere y atrae nuevas energías para su liberación. El conjunto converge y crea una tensión de una masa crítica de elevación (como el efecto de un huracán). Al fin este movimiento de expansión libera un nuevo acuerdo superior con nuevas posibilidades para todo y todos los que aceptan transformarse y elevarse en el nuevo contexto. Resistirse a responder cada uno según sus medios tiene como consecuencia privarse de protección y ayuda y tomar el riesgo de sufrir efectos destructivos.
Así el triángulo Madrid-Roma-París (MaRoPA) es el efecto de la concentración de los acontecimientos en el mundo del ciclo solar desde el tiempo de Atlántida. Construyeron progresivamente una inversión de un triángulo original piramidal de un orden social coherente, basado en el poder de los iniciados sobre la masa de la gente, divida en diversos niveles de privilegios de instrucción. Los poderes se dividieron y las prerrogativas de los iniciados, se democratizaron y popularizaron hasta el nivel de la masa de la gente aunque restos del sistema de Atlántida intentan siempre mantener el orden actual.
Sin embargo el desarrollo del poder del pensamiento individual se volvió tan fuerte que se alcanza un nuevo punto crítico de evolución. Un nuevo orden más solidario se revela como indispensable con el fin de poder superar una situación de crisis que se anuncia cada vez más caótica.
La vida comienza con las primeras pulsaciones del corazón y se renueva por él. Es allí donde el impulso vital comienza y los efectos de todas nuestras experiencias se concentran y determinan el desarrollo y la realización del potencial de nuestra vida. Para la Tierra el corazón se forma alrededor del Mediterráneo con su principio en Jerusalén. Su centro hasta allí era Roma, pero se desplaza hacia el oeste o el punto llamado Força Real (la montaña de la Fraternidad Universal), tras la rectificación del norte magnético y el eje de la tierra sobre su eclíptico a la evolución cósmica. Roma está en el origen del desarrollo del orden actual del mundo. En ella convergían hasta el final del ciclo cósmico actual (2012) la mayoría de las experiencias espirituales y materiales del mundo. El nuevo lugar de Força Real debería resultar más claro gracias a los cambios en curso.
El triángulo MaRoPa contiene múltiples codificaciones materiales y espirituales ya explicadas en el blog Pangeosis (la convergencia espiritual de Pangea). Digamos en resumen que la integración de las energías del plan nos equipará con la prenda de vestir blanca que da acceso de nuestras bodas con el reino de la luz (mi vestido del paraíso), lo soñado con el paraíso en cada uno. Nuestro reto es unir de manera más justa, verdadera o autentifica el mundo de la materia con el mundo de la conciencia del único Espíritu que en cada uno nosotros vive. En concreto esto es poner en marcha la liberación de la energía del corazón en cada ser humano. En otras palabras es un trabajo de armonización. Digamos en resumen que la integración de las energías del plan del universo nos equipará con el vestido blanco del Espíritu Uno, que nos da acceso a las bodas y el destino del reino del espíritu de la luz de verdad (el vestido astral del paraíso), él sueño del paraíso en cada uno de nosotros. Nuestro reto es unir de manera más justa, verdadera o auténtica el mundo de la materia con el mundo de la conciencia del Espíritu Único en el cual cada uno de nosotros vive. En concreto esto es poner en marcha la liberación de la energía del corazón en cada ser humano. En otras palabras es un trabajo de armonización.
En concreto necesitaremos armonizar los aspectos de individualización del ser humano con la realidad única y colectiva de la humanidad en quien vivimos y que interactúa entre todos nosotros. Es realizar la fraternidad universal. Debería liberar todos nuestros sistemas, agrupaciones, convicciones, creencias y modos de vida ajustándolos mediante la apertura de nuestro corazón a valores simples y universales: bondad, suavidad, paz, armonía, verdad, amor y sabiduría. Esta armonización cuenta 3 etapas de ajuste en nuestro corazón: la reconciliación, la compasión y el perdón. Se inscriben todos en una actitud de creatividad en vez de consumo.
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